Sobre Crece
Una historia de crecimiento
Cuando la peluquería no fue una opción, sino una vocación
Mis primeros contactos con el oficio vienen de cuando correteaba por los pasillos de la humilde peluquería de mi madre, ubicada en un piso cerca del Puente de Piedra en Zaragoza. La observaba mientras hacía unos moños espectaculares a sus clientas, moños que les duraban toda la semana.
Recuerdo con nostalgia esos olores a cera fundida, laca y líquido de permanente. La peluquería era, a la vuelta del cole, mi patio de juego, donde los hijos de las clientas eran mis amigos y nos divertíamos al son de La Bola de Cristal.
Recuerdo como si fuera ayer la primera cabeza que lavé, a mis trece años. Cogía el teléfono, barría los pelos y aprendía mirando. A los dieciséis años empecé en la academia de Romero a estudiar peluquería y, ese mismo curso, la academia nos ofreció trabajo a media jornada para permitirnos terminar los estudios a la vez.
Me asignaron la peluquería de caballeros, la más grande de Zaragoza, ubicada en El Corte Inglés. Como ayudante y champunier pude aprender de un montón de profesionales de la peluquería masculina y empezó mi gusto por el corte de caballero.
Tras tres años aprendiendo, me trasladé al espectacular salón que recientemente había inaugurado mi madre en un chaflán de San Juan de la Peña. En ese proyecto colaboré durante más de veinte años, durante los cuales sucedieron cosas maravillosas como por ejemplo conseguir un segundo puesto en un campeonato de España de peluquería. Fue un gran logro para mí y lo recuerdo con mucho cariño.
La peluquería es una profesión que exige estar continuamente aprendiendo y refinando técnicas. Aprendí a hacer rastas en Barcelona y me enorgullece decir que hace quince años era la única peluquería reconocida donde se hacían rastas en Zaragoza. Me formé en maquillaje fluor en Stic Art Studio, academia de maquillaje corporal y caracterización. Fui elegida para dar una formación en la llamada All Star en Barcelona, impartida por American Crew, yo representé a España aquel año.
Tras varios años como directora y gerente de un salón, decidí dar vida a este proyecto personal llamado Crece Creativa. Resultado de combinar mi pasión por la peluquería con mis conocimientos en botánica, mi amor por las plantas, el planeta y las personas. El nombre surgió de inmediato y sin necesidad de pensar: el cabello y las personas comparten un constante proceso de crecimiento. Crece Creativa es un espacio hecho desde el corazón, y es hacer las cosas desde el corazón lo que nos permite llenar nuestras agendas con orgullo.
Patry
Una iniciativa holística
Desde que entras en este pequeño salón te acompaña la energía de las plantas que lo decoran, elegidas expresamente por su capacidad para purificar el ambiente.
Contamos con servicios personalizados en los que dejamos desarrollar la creatividad y nos permitimos tratar con mimo al cliente.
Un espacio en el que permitirte Ser
Te brindamos una infusión durante los tiempos de exposición de los tintes, tiempo que puedes dedicar a meditar con música relajante o a deleitarte con un masaje vibracional armónico, basado en desbloquear chakras con el sonido de los cuencos tibetanos.
Nos toca vivir tiempos que, con tanto exceso de información y cosas en las que pensar, requieren de esos momentos de gratitud.
Respeto hacia ti y hacia el planeta
La mayoría de nuestros productos se venden sin envases plásticos y no incluyen materiales desechables. Trabajamos con productos de km cero y cultivamos nuestro propio aloe vera y plantas aromáticas.
Infusiones capilares de producción propia
Cada semana hay una infusión capilar distinta, siempre hechas con plantas cultivadas en nuestro propio huerto.